La creatividad brilla en esta prueba

Si la pandemia les cerró las puertas, su ingenio se las abrió. De todos es conocido, que muchos negocios y emprendedores han tenido que poner pausa a sus sueños y metas, debido a la cuarentena por el coronavirus. Sin embargo, la capacidad de reinventarse es una de las características de los salvadoreños.

Licda. Verónica España, Columnista freelance EN News

 

(EN News) Recientemente, en un medio de comunicación, vi una noticia sobre un artista nacional quien ya no puede brillar en los escenarios y ganarse el sustento diario haciendo lo que más le gusta: cantar.

Pero no se quedó ahí, sacó a la luz otra de sus capacidades: ¡cocinar!

Él emprendió un negocio de ventas de hot dogs a domicilio, y junto a su hijo hacen las entregas en diferentes zonas de San Salvador.

Asimismo, he visto laboriosas mujeres, que mientras se reintegran a sus trabajos, tratan de ganarse un dinerito extra fabricando mascarillas o vendiendo verduras, casa por casa.

Para esto, con sacrificio han invertido algún dinerito o han reutilizado materiales que ya tenían en sus hogares, el ingenio ha jugado un rol importante para solventar algunas situaciones. He visto personas que ofrecen ayudar en los mandados, a un precio módico, aplicando todas las medidas de prevención que ya conocemos y aplicamos.

He visto a salvadoreños que no se han dejado vencer y han sacado fuerzas de la debilidad para reinventarse, para salir adelante sin temor a los obstáculos que puedan aparecer en el camino. Se que con respecto a este tema pudieran generarse diversas opiniones, y entre las más comunes se destaca que el ingreso que ahora perciben estos ingeniosos salvadoreños es menor que el de antes.

Cierto.

Pero nadie dijo que el iniciar un nuevo camino sería fácil. Lo que verdaderamente vale la pena siempre conlleva un alto grado de esfuerzo, de perseverancia.

Y más allá de las ganancias que estas admirables personas se están ganando de forma honrada, se están demostrando y demostrándole al mundo entero de lo que estamos hechos los salvadoreños: de una fuerza de voluntad inquebrantable.

Porque sin tener un jefe a quien obedecer, ellos mismos son sus líderes y son capaces de seguir dinamizando la economía, trabajando con disciplina.

Sin pensarlo, siguen el ejemplo de las hormigas que caminan grandes distancias con una hoja y hacen lo mismo día con día para subsistir; pues con cada hoja alimentan a una especie de hongo que cultivan en sus hormigueros y ese hongo es su alimento.

Así los emprendedores que han nacido a raíz de esta pandemia, recorren, muchas veces, grandes distancias para vender sus productos para después poder llevar el alimento a sus hogares. La naturaleza siempre nos da grandes lecciones y los sabios las hacen suyas.

Ponernos en los zapatos de ellos, no juzgarlos ni señalarlos porque han tenido que salir a las calles sin romper las reglas establecidas, demuestra que tenemos un corazón compasivo y comprensivo.

Y en la medida de nuestras posibilidades, obtener alguno de sus productos, nos ennoblece pues les damos un empujoncito en la senda que se están forjando.

Y es que esta emergencia cambió la rutina de la mayoría. Lo que no ha sido modificado es la voluntad de los salvadoreños que como se dice popularmente, «siguen en la rebusca» y no «se han dormido en los laureles», para que su hogar siga siendo el refugio donde encuentran el alimento, la paz y la estabilidad que todos nos merecemos.

Quizá haya algunos que no se atrevan a dar este paso de fe, de autoconfianza para iniciar un pequeño negocio o realizar alguna actividad diferente a la que tenían antes. Solo hay que volver los ojos a nuestro alrededor para conocer inspiradoras historias, de cómo diligentes trabajadores germinaron una pequeña semilla y esta produjo grandes proyectos.

Y que decir de las personas que en este periodo de emergencia han iniciado un pequeño huerto casero, y ya empiezan a consumir los frutos de la naturaleza que de ahí obtienen. Simplemente son seres humanos admirables, que han regresado a sus raíces y aprovechan lo que la tierra nos da.

Se requiere mucha dedicación, cuidado y cariño, apostarle a esta manera de abastecimiento familiar.

Y he observado que no se necesita gran espacio para un huerto, porque hasta en macetas se pueden cultivar varias verduras.

Definitivamente, se que Dios fortalece a estos salvadoreños ejemplares y recompensa el esfuerzo de sus manos.

Al ver como muchas personas salen adelante de esta manera compruebo, una vez más, lo cierto que es este pasaje bíblico:

«No he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan», Salmo 37: 25..

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