ÉRAMOS JÓVENES

Tomás Andreu, «Huella Poética», sección dominical EN News

Dilatábamos la noche
con nuestros puños de luz.
Incendiábamos el pulso de la sangre, y con nosotros bailaba la muerte.
No había pena alguna…
Éramos el sueño y la espuma, la espuela y el vértigo.
Todo música, poco el silencio. Apostábamos la vida.
Era lo mucho y lo poco que había. Hijos de la baraja y del vino,
lo celeste era el destino. Fuimos el pan y el agua, la sal y la derrota,
el polvo y los escombros,
el sedimento ulterior de la fruta.

Éramos jóvenes,
el oro de la inocencia, la estridencia y la rabia.
Éramos nosotros, y ustedes: el charco y el espejo,

la imagen y el desprecio, aquello, esto y lo otro,
el tizón y la pólvora, el adiós sin miedo,
la delgadez sin flaqueza.

Éramos jóvenes,
la soledad y la herida,
y todo el contorno del mar,
el siempre ahora, nunca el después, siempre juntos, siempre a solas,
la manada huérfana. Éramos nosotros.
Éramos jóvenes.

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