Tuve la dicha de nacer vivo sobre
las espigas de un campo de yerros.
Me concibieron donde el cántico
de los gallos era corroÃdo por un
viento furioso. Respiré y me percaté
que nacà lejos del sol.
Nacà lejos de un verbo o tal vez
de un sustantivo. En mi ombligo colgaba
un esqueleto desierto y blanco. Lo palpé
y dejó caer escombros de años
sangrientos. Emergà sobre una planicie
de desexilio y el cordón umbilical que
me cuelga es su metáfora floreciente.
(Carlos Quintanilla, de nacionalidad salvadoreña, nacido en 1999)