«La Moneda Falsa» Poema contemplado en el libro «El Spleen de París» de Charles Baudelaire.

Por: Alma Janet Ardón de Meyer
Escritora Salvadoreña-Alemana para EN News

Charles Pierre Baudelaire nació un 9 de abril de 1821, en París y muere en el año de 1867 en dicha capital. Fue un poeta, ensayista, crítico de arte y traductor francés. Máximo exponente del simbolismo, considerado a menudo como iniciador de la poesía moderna, por crear nuevas formas de escribir y por su radicalidad al salirse del canon estético de la poesía, creando nuevas bellezas líricas.

El mismo vivió en los lugares poco usuales para hacer su poesía. Con su pensamiento y sus obras Baudelaire influyó mucho la corriente del simbolismo, movimiento que tiene sus inicios en el ensayo de Paul Verlaine, llamado “Los poetas malditos.”

Debido a su propuesta estilística, los poetas malditos fueron incomprendidos por la sociedad de su época porque apostaban por un tipo de poesía que estaba totalmente fuera de la razón y de la lógica. Criticados por su poesía, por su personalidad y la manera de vivir; se alejaron de la moral y de los moldes sociales imperantes en la sociedad puritana francesa de la época.

 

Baudelaire mediante su quehacer artístico no solo ha influenciado a poetas y pintores, su pensamiento ha influido a reconocidos filósofos como: Walter Benjamin, Jacques Derrida y Martín Heidegger, entre otros. Este poeta fue sensible frente a toda expresión cultural de su tiempo, al pintor, también de origen francés, Edouard Manet le dedicó el poema en prosa titulado “la cuerda”.

La París que le tocó vivir a este gran poeta fue una París de cambios bien radicales, de revoluciones, nos encontramos aquí con la Europa de Karl Marx, una Europa de los comunistas, socialistas, anarquistas y capitalistas. Se da el fenómeno de la modernidad que azota la vida misma y no se puede dar repuestas a toda la confluencia de novedades en ese turbulento mundo.

En París se lleva a cabo un fuerte cambio arquitectónico único en la historia de esta gran metrópolis, se derrumbaron casas, se construyeron calles, surgen nuevos edificios. La modernidad trajo consigo “la destrucción de los vestigios clásicos de la París antigua”, de tal transformación surge una ciudad acorde a la forma de pesar capitalista.

Esta época fue de innovación pura, hay que recordar que no había electricidad, la modernidad trajo cambios a la existencia cotidiana, algo bien concreto es el trabajo y la forma de producción. Por ello es de entender que en las obras de Baudelaire la modernidad es central y frente a esta «El Spleen de París», entendido como un tedio, Heidegger dice: ”Tedio es la reacción del ser humano frente a todo, molesta todo», molesta vivir, respirar, molesta hasta morir.

El poeta trata de comprender la parís que está en constante cambio, donde no se puede elegir porque todo pasa muy rápido, es difícil en esta situación procesar tanta información.

A este cambio drástico, se aúna la fluctuación de gente extremadamente pobre en París y la aparición de muchos limosneros y vendedoras del sexo que inundaron las calles de París, es decir, personas verdaderamente pobres en todo el sentido de la palabra, no se trata de pobres que gozan de un salario bajo, estas personas no tenían nada.

Este mundo es precisamente el que le atrae al poeta y es desde ahí que él escribe sus obras. Él era parte de la clase burguesa, pero opto por los verdaderamente desahuciados de la sociedad, íntimo con prostitutas, se cautivó por ellas haciéndolas el centro de su actuar poético dedicándoles a ellas sus versos.

Este artista de la modernidad escribió un bellísimo poema llamado “los paraísos artificiales”, donde trata el tema sobre el consumo de drogas viviendo ese sentimiento en carne viva, logrando ser eco de un mundo en paralelo del cual nadie quería saber. Para muchos críticos, él extrajo de la fealdad, la estética, su propia vida se volvió esteticismo puro, como cuándo él interactuaba en el amor o simplemente cuándo él camina vestido de negro con su sombreo de copa por las calles de París.

«El Spleen de París» es una compilación de poemas en prosa, recopilados después de la muerte de Baudelaire, en donde se encuentra el poema “La moneda falsa” sobre la cual ahondaré en seguida. Esta obra ha suscitado discusiones en cuanto al –género o géneros– al que esta pertenece, por la combinación de estilos en que ha sido escrita, muy a simple vista se tiene la impresión que se están leyendo relatos narrativos.

Pero sus contenidos gozan de una profunda subjetividad y de los sentimientos mismos del poeta, él desnuda su alma a través de sus escritos, él también siente el hastío que invade a París, lo que según algunos literatos esto convierte esta obra en lírica.

La moneda falsa, poema que versa sobre dos amigos que salen de una tabaquería, uno de ellos hace un orden minucioso, poniendo el dinero en sus bolsillos del pantalón y la chaqueta. Coloca en diversos bolsillos monedas de oro, de cobre y plata, examinando con detenimiento una moneda de plata de dos francos.

Ya en la calle se topan con un mendigo a quién los dos le dan limosna, sin embargo, uno de ellos es más generoso, da de limosna la moneda de plata, provocando un elogio del amigo: “Hace bien; después del placer de asombrarse, no lo hay mayor que el de causar una sorpresa” pero el narrador queda más sorprendido cuando el amigo aparentemente pseudo generoso confiesa tranquilamente que era una moneda falsa.

El narrador es explícito sobre la elocuencia del lenguaje intrínseco de la mirada humilde, pero a la vez de reproche y de súplica del mendigo al pedirles dinero extendiendo su sombrero.

¿Dónde está acá el desencanto del narrador con su amigo? Lo implícito en la trama es el cálculo, el gesto es bien rápido e implica un bien inmediato al deshacerse de un dinero falso. El narrador se intranquiliza y en silencio busca explicaciones para lo sucedido, se concentra en sí haciendo hipótesis felices, como que la moneda cambia por otra buena y da harta alegría al beneficiario.

Pero él también piensa que el mendigo puede tener problemas serios, legales, puede ser acusado por un panadero, por un tabernero por el uso de la moneda indebida y puede terminar en la cárcel. La reflexión es interrumpida por el amigo que parece acordar con el primer argumento:

“Si estáis en lo cierto; no hay placer más dulce que el de sorprender a un hombre dándole más de lo que él espera” el narrador no se conforma con las palabras que espeta el amigo, él se asombra y se conmociona sin proferir más palabras, mientras comprende: “Entonces vi claro que había querido hacer al mismo tiempo una caridad y un buen negocio … alcanzar la credencial de hombre caritativo y ganarse con ello el cielo …

Pero nunca le perdonaré la inepcia de su cálculo … el vicio más irreparable es el de hacer el mal por tontería”. Cálculo que busca ganar el cielo a través de las indulgencias decretadas por Roma.

La hipótesis toma otro giro, puede ser que el amigo mintió al narrador y la moneda de dos francos es legítima y solo mintió por pudor frente al amigo para que este no se sintiera mal por el par de monedas que este dio, esto queda abierto, no se llega a una certeza de lo acontecido.

El contenido de esta prosa hace recordar la sensibilidad literaria contemporánea, como lo es la trama de “Los Miserables”, de Víctor Hugo, donde el pequeño delito de un pobre, arrastra hacia una cadena de horrores …

Lo que está atrás de esta obra es toda una crítica social a la burguesía, la limosna supone una economía del dar.

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