LUCES Y SOMBRAS DE LA POBLACIÓN EMPRENDEDORA
Susana Barrera Ponce, experta en Turismo Rural
Este un valle de luces y sombras, necesario para el crecimiento de una persona o familia emprendedora. A partir de pláticas con algunos emprendedores y considerando la III Encuesta: Situación de la PYME ante la reapertura económica en tiempos de Covid-19, administrada por el Consejo de la Micro y Pequeña Empresa (CONAMYPE) en 2020, es importante destacar como se construye este sector:
✓Luces
La mayor satisfacción para un emprendedor es vender sus productos, eso significa darle los cinco a Dios; tras esa compra hay confianza, sacrificio que valió la pena y eso le anima a continuar, le deja claro, que el éxito depende de la constancia.
Desde hace más de una década, el sector emprendedor, que lo constituyen el 54 % mujeres y el 46 % hombres, es una apuesta interesante para diferentes entidades públicas o privadas y sendos programas han surgido para dinamizar esta economía. Acompañamientos que han servido para cualificar creatividad, producción y servicio.
Programas de apoyo estatal son permanentes que han marcado diferencia entre emprendedores que se mantienen en el tiempo y los que se han quedado. Vale destacar que la perseverancia se ve en la población emprendedora, particularmente de 30 a 50 años de edad.
A la par de cada emprendimiento, casi siempre hay parientes y amistades que creen, y dicho sea de paso son casi el 28 % de sus acreedores, y se activan con las luces de esta persona valiente, llamase artesano, chef, comerciante, artista y demás.
Con la pandemia del COVID-19, las personas emprendedoras han surgido a granel, muchas descubrieron una vocación diferente a partir del desempleo o del ingenio, es decir, se reafirma que lo único permanente es el cambio y que lo queda es ir a ese ritmo.
Él o ella no camina sola, el emprendedurismo en un destino de múltiples pasajeros, con diversas y miles de ideas que se conjuntan y de forma orgánica se acompañan, los vemos construyendo relaciones en ferias, exposiciones, ruedas de negocios, medios de comunicación, incluso algunos hasta exportando.
La población emprendedora también dinamiza la economía local; encontramos municipios que a partir de estos negocios posicionan identidad, generan empleo, evitan la migración y promueven el orgullo local. Así: Ilobasco en Cabañas, San Sebastián en San Vicente, ambos con sus particulares artesanías, Suchitoto en Cuscatlán con el turismo, en Caluco, Sonsonate, hay cierta economía que se mueve a través de platos derivados de la gallina india y del paisaje, y así se pueden citar muchos más.
Datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), dicen que, en El Salvador, el 31.2% de su población es emprendedora: el 19.5% se encuentran en etapa temprana, de los cuales 6.2% son emprendedores por necesidad, 13.2% lo son por oportunidad y el 12.7% son ya establecidos. Por oportunidad o por necesidad estamos ante un movimiento de emprendedores, que pudieron tener su génesis en los pasillos de lugares de trabajo, en las herencias de talentos familiares o ante el apuro de diversificar ingresos, en definitiva, la cultura del emprendedurismo es parte del ADN salvadoreño, siendo San Salvador, Santa Ana, La Libertad, La Paz y Sonsonate, según el CONAMYPE, los departamentos con mayor presencia de emprendimientos.
*Qué decir de las sombras*, tan necesarias para moldear el carácter emprendedor y su crecimiento. Las sombras son cuestas hacia arriba, derivadas a veces por la falta de capital para invertir, recesión de ventas, compromisos y aspiraciones colaterales que no se suplen con el negocio, la falta de capacidad para la administración o comercializar, déficit de calidad, alianzas y la renuencia a la tecnología.
Es aquí donde asaltan los desánimos y algunos cambian sus sueños por un salario fijo, si es que encuentran, otros duplican su rol; serán empleados y autoempleados a la vez, es complejo en este valle de sombras “esperar lo mejor y prepararse para lo peor”.
En esta condición nuestros emprendedores están expectantes a las oportunidades que les permitan dar ese salto a la realización. Así que la recomendación para el otro 70% de consumidores, asumir que no todo es “cachada ni regateo”, valorar y seguir apoyando lo local porque con ello se incentiva a la libertad de este importante sector.