El COVID-19 pone a prueba nuestra fragilidad y la necesidad de cambio

Luego de la pandemia habremos aprendido muy bien la lección, y seremos más emocionales, más espirituales, más sensibles al dolor ajeno, más compasivos y empáticos, pero sobre todo más humanos.

Por : Mtra. Artemisa López, desde México en exclusiva para EN News

(EN News) Estamos viviendo bajo mucho estrés, es imposible no tener momentos de ansiedad en este aislamiento o confinamiento llamado también más popularmente cuarentena domiciliar. Nos hemos estado autoanimando, autoprogramando y esta autoayuda nos permite autorregular nuestros estados emocionales.

Sin embargo, hay frecuentes momentos que se profunda la tristeza, de dolor, de depresión, impotencia e incertidumbre en los seres humanos.

Lloramos en silencio, meditamos, oramos, estamos conociendo nuestras sombras, nuestros defectos, pero también estamos descubriendo nuestras virtudes.

Y aunque nos hemos mantenido quietos en casa trabajando y realizando diversas actividades PRODUCTIVAS Y RECREATIVAS, nuestra mente no deja de pensar ni por un segundo que estamos encerrados para salvaguardar nuestra salud, nuestra vida y la de los demás.

Sin embargo algo no tan evidente es que esta cuarentena por Covid-19, ha llegado para cambiar totalmente la vida ignorante, irresponsable e irrespetuosa del ser humano hacia su hábitat natural y muy merecido tenemos el castigo de nuestra madre tierra que con su lenguaje mudo y erosionante al mismo tiempo nos venía haciendo por años una invitación NO TAN CORDIAL para cambiar nuestra actitud hacia ella.

Con el COVID-19 nuestra madre tierra nos está obligando a ser DIFERENTES para poder sanar, así como ella está sanando con nuestra ausencia en los parques industriales, automotrices, centros de hacinamiento por consumismo desmedido, etc.

Nótese que estando encerrados las aguas vuelven a adquirir su forma y estructura cristalina, el aire increíblemente se despeja, se purifica, los árboles han dejado de ser talados y el reino animal habita en paz por un buen tiempo.

Quizá no es el momento más oportuno para externar lo sorprendente que es, la sabiduría y la magia de la naturaleza; pues ella misma es quién está limpiándose de todo el daño, de todo el deterioro, de todo el mal que el ser humano le ha ocasionado por centurias.

Definitivamente, estamos viviendo algo insólito, algo único, algo histórico, algo excepcional, porque este año, este 20-20, sí que nos sorprendió, porque solito el planeta tierra nos ha alineado, nos ha obligado al mundo entero a detenernos, a meditar y este suceso del COVID- 19 es realmente una ironía, ya que mientras los humanos estamos en aislamiento, encerrados y sin movilización, la tierra toma un descanso, un respiro, un alivio, retoma la vida!!…

¿Y qué pasará cuando este aislamiento llegue a su término?
Seremos los sobrevivientes de un desastre, un siniestro, una guerra y de una pérdida colectiva jamás imaginada; pero saldremos de casa con el corazón airoso, alegre, gallardo y renovado, sintiéndonos felices de volver a abrazar a nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, a nuestros conocidos y también desconocidos.

Por supuesto que recordaremos con mucha tristeza todo lo perdido, pero seremos DIFERENTES, porque nos habremos librado de sentimientos insalubres: no más egoísmos, no más odios, no más rencores…

Habremos aprendido muy bien la lección, y seremos más emocionales, más espirituales, más sensibles al dolor ajeno, más compasivos, más empáticos, más solidarios, pero sobre todo más generosos. Y entonces entenderemos lo frágil que significa estar vivos. Seremos los mismos, pero completamente DIFERENTES!.

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