Redacción: Idalia Mejía y Francisco Sura
(EN News ) — La Universidad Centroamericana José Simeón Cañas UCA de San Salvador conmemora desde ya el trigésimo cuarto aniversario del asesinato de cinco jesuitas: Ignacio Ellacuría Beascoechea, Ignacio Martín Baró, Amado López, Juan Ramón Moreno y Segundo Montes Mozo. Además, se unieron a esta masacre el salvadoreño Joaquín López y López, el cual era el mayor de todos, así como la doméstica Elba Julia Ramos y su pequeña hija Celina Mariset Ramos.
Este hecho tuvo lugar en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, cuando miembros del Batallón Atlacatl irrumpieron en las instalaciones de la Universidad. En ese momento, la Ofensiva «Hasta El Tope» estaba en marcha, con el FMLN ejecutando un plan para avanzar y desgastar a la fuerza armada en San Salvador. El gobernante en ese momento era Alfredo Cristiani.
La comunidad internacional condenó enérgicamente este acto ya que el objetivo de la masacre era eliminar a todos los testigos posibles. Los jesuitas fueron asesinados al sur de la Universidad, en la calle peatonal, dejando la grama empapada de sangre. Dos sacerdotes lograron salvarse: Jon Sobrino, quien estaba en Tailandia en ese momento y aún vive, y el jesuita Jon de Cortina, creador de Pro-Búsqueda, que en ese momento se encontraba en Guarjila de Chalatenango y falleció en el 2005.
En el juicio posterior, se logró condenar a varios individuos, entre ellos Guillermo Benavides y Yushy René Vallecillos, pero la ley de amnistía aprobada en 1992 eximió a los acusados de culpa. A lo largo de los años, figuras prominentes como los jesuitas José María Tojeira y el equipo del Idhuca de la Universidad, junto con otras organizaciones, han estado luchando incansablemente por conocer la verdad y lograr justicia.
En el año 2020, unTribunal Español falló a favor de la justicia, condenando a Inocente Orlando Montano, quien residía en Estados Unidos, a una pena de 133 años, 4 meses y 5 días de prisión por cinco asesinatos, incluidos los de Segundo Montes e Ignacio Martín Baró. Sin embargo, la huella de la guerra en El Salvador ha dejado hechos similares, y el Estado aún tiene una deuda pendiente en este aspecto.
Anualmente, la Universidad lleva a cabo una emotiva vigilia en el claustro académico. Estudiantes crean alfombras alusivas al martirio desde las 3:00 pm, seguido por la celebración de la misa a las 5:30 pm. La vigilia culmina con alabanzas y meditaciones sobre los eventos y la importancia de evitar que se repitan.
Personas de diferentes partes del país se unen a la conmemoración, acompañadas de sacerdotes y organizaciones. Los farolitos con velas iluminan la esperanza y la memoria. También se presentan conjuntos de música popular como Yolocamba Ita, subrayando la importancia de la memoria histórica para comprender el camino y luchar por la justicia social. Han pasado ya 34 años desde aquel trágico día, pero el pensamiento de Ellacuría sigue vigente a través del tiempo.
